Si alguna vez dudas de la vida, sólo necesitas pasar un rato cuidando un jardín. Verás una gran diversidad. Dondequiera que mires habrá algún evento dinámico en curso. El olor de la tierra húmeda es extrañamente conmovedor, la vista de los árboles creciendo maravillosamente atractiva. No importa qué tan bien cuidado esté un jardín, hay constante entropía y desorden. Eso está bien. Así es como se supone que sea. Nuestros esquemas y nuestra estética son imperfectas. Nuestras mentes no pueden comprender la diversidad de la naturaleza. Dejemos que la naturaleza tome su curso variegado. La variedad es vitalidad.
Deng Ming-Dao

martes, 12 de abril de 2011

Primeros pasos

Se va despejando. Primero ha tocado labrar. Este terreno tiene muchas piedras, demasiadas, pero sin embargo, es bastante fértil, y no presenta muchos problemas de plagas. También ayuda el dejar alrededor algunas malas hierbas, porque son ideales para que las plagas no ataquen tanto la plantación.

 Y después, el abonado. Aunque la aportación tradicional de estiercol se considera de peor calidad porque tiene menos unidades fertilizantes que los abonos químico-sintéticos, para un huerto ecológico es mucho mejor, porque no hay que olvidar las aportaciones que ese fertilizante tiene de grandes cantidades de microorganismos con sus enzimas que aportan muchos elementos vitales a la tierra.

Y la tierra está viva, su función básica es albergar vida, es como un ecosistema donde se desarrollan una serie de seres vivos en simbiosis y estrechas interdependencias, entre los que se hallan las plantas que vamos a plantar y que queremos consumir.

Así que, en este huerto sólo usamos estiercol de caballo, aunque yo creo que, también tiene un gran aporte de abono "verde", ya que, al labrar el terreno, todas las plantas que habían crecido ahí se mezclan con la tierra, proporcionando un gran aporte de materia orgánica.

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